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viernes, 12 de agosto de 2011

Lejos mirar.





Rincones de gusano
mierda pisoteada por egos trasnochados
así se acabo el día después de las princesas
el día después de los sueños ahogados en vinagre


En un tiempo de cadáveres
me sorprendo con estos olores de enfermedad
en un grito de desmesurado los 
odios contenidos se desbordan.


Es después de la razón que 
lo más humano se vuelve tornado
es después del hocico sin fondo 
cuando nos encontramos 


Es tiempo de gusanos y preguntas
es tiempo de encajar la espada
verter la sangre
amargar la saliva


es coraza de armadillo 
rincones del mundo
que se vuelve trincheras
el ataque de los vicios
la guerra de verdades y certezas


saldo de cuerpos insurrectos 
saldo de palabras moribundas. 






Una mirada-navaja 
describió el espacio
dio nombre al tiempo y 
sombreo de mil colores 
los recuerdos-agujeros 


Un paso cercano volcó 
en abandono una palabra.
Un cuerpo moribundo
convirtió en sepultura un
sueño luminosos.


Ángeles y demonios
musas de galería muerta
muertos emplazados
teatros de lo absurdo
todo una lista armamentista
preparada para explotar
en la sien de la cordura. 


Un París, un viaje
una oración de ciudad perdida
un rompe-cabezas de luna espesa


Ya no queda muerto, ni tiempo
ni recuerdo que honrar con 
este poema de ojos ciegos. 


Me voy al mar
a su espuma anchurosa
a un viento sin retorno
me voy de brazos
al cielo.


Me voy lejos.



martes, 9 de agosto de 2011

Habito en rojo



Sigo flotando. 
Vaporoso aullido revela el rojo
Rojo humedad, rojo de ti. 

Turbado rojo de puños tiembla
Muerte en rojo. 

Aquí yace tomado el rojo, 
habitado, colgado del péndulo de oprobio 
y sin sabor, nace decadente.

Venturosas las piernas que se abren en rojo,
venturosa la lengua que abraza en rojo 
dilatada penetra como navajas caricias
que rasga el rojo afilando la plata espesa 
blancura de vida prometida. 



Ahí donde se anida el rojo,
llegue la mano escaladora
domadora de mitos sonoros
de gritos brillantes 
que convocan al otoño para que abra
las fauces del rojo feroz.

Fauces nocturnas
ahuyentan la memoria 
beben su néctar y toman sus senos
la vida que en rojo se pierde. 



Antropófagos.
Toman su rojo para alimentar tarántulas. 

Se escabulle el cuerpo, recoge sus faldas
para dejar que la tierra sea del día.

Después de ti, en rojo nado
en rojo violenta de criaturas podridas
de pecho azulado, de líquido sueño. 

Tuya me hice en rojo.
Dormitaba 
en el hombro 
la luna sonrojada. 



Agujeros negros entierro de mi cuerpo 
para que del suelo crezca un rojo descompuesto.

Se volvió locura el rojo que habito 
termina la aventura en exceso deseo
Abrazo sílabas 
golpeo la sangre
desgarro palabras
dibujo universos


Aullido terrible irrumpe una noche
la noche del rojo 
que pudo 
con todo el cuerpo.